Vivimos en una sociedad tecnológica, consumista, y vemos que poco a poco nos puede llevar a deshumanizarnos. No queremos ver que justamente los “sin nombre”, “los sin voz”, “los sin techo…”, son la parte más débil, y por justicia, los más merecedores de una auténtica justicia social. Y con este espíritu, se pretende sacar de la situación existencial de cada uno de estos,  ofreciendo como recurso “La Ciudad de la Esperanza”.

Hay Instituciones privadas, que con ánimo e ilusión, con valentía, no se quedan de brazos cruzados y pasan a la ACCIÓN. Se crean centros en los que se saca del abandono a todos esos seres humanos, que solo se diferencian de nosotros en que han tenido peor fortuna. Uno de esos centros, del cual me honro ser el Director, es la Ciudad de la Esperanza.

En ella cada día se lucha con generosidad, valentía y perseverancia, para sacar “de la calle”, del abandono, a personas con problemas y devolverles la dignidad y autoestima, ofreciéndoles un hogar y los cuidados que necesitan. Como su nombre indica pretendemos infundir esperanza a todos los que en ella se acogen.

Nuestra institución necesita ayuda tanto de cada uno de nosotros como individuo como de empresas e instituciones. Tenemos que ponernos en la piel de los desventurados y poner nuestro granito de arena, nuestra gota en el océano,  para proteger, ayudar y levantar a los más débiles y construir entre todos la Esperanza y la Justicia.

Por ello espero que en la Ciudad de la Esperanza puedan encontrar los principios y motivación necesaria para unirse a este proyecto desde donde podemos hacer Valencia un mejor sitio para vivir; comencemos cada uno de nosotros, por mirar a ser posible a los ojos, a todos los invisibles y pongámonos en su piel. Como decía el sabio, que nada del humano me sea ajeno.